PROYECTO YO LEO

FECHA: Lunes, 19 de octubre del 2020

Con el acompañamiento de su familia, lea detenidamente la siguiente lectura.

El papel y la tinta

Había una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una pluma, bañada en negrísima tinta, la manchó completa y la llenó de palabras.

– “¿No podrías haberme ahorrado esta humillación?”, dijo enojada la hoja de papel a la tinta. “Tu negro infernal me ha arruinado para siempre”.

– “No te he ensuciado”, repuso la tinta. “Te he vestido de palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel sino un mensaje. Custodias el pensamiento del hombre. Te has convertido en algo precioso”.

En ese momento, alguien que estaba ordenando el despacho, vio aquellas hojas esparcidas y las juntó para arrojarlas al fuego. Sin embargo, reparó en la hoja “sucia” de tinta y la devolvió a su lugar porque llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojó el resto al fuego.

ACTIVIDAD.

·         Dibuje y pite lo que entendió de la lectura.


PROYECTO YO LEO

FECHA: Martes, 20 de octubre del 2020

Con el acompañamiento de su familia, lea detenidamente la siguiente lectura.

Carrera de zapatillas


Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago. También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales, así que comenzó a burlarse de sus amigos:

– Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.

– Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.

– Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.

Y entonces, llegó la hora de la largada. El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados. La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada. Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!

– “Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude!” – gritó la jirafa.

Y todos los animales se quedaron mirándola. El zorro fue a hablar con ella y le dijo:

– “Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitemos”.

Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Pronto vinieron las hormigas, que treparon por sus zapatillas para atarle los cordones. Finalmente, se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA! Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había  aprendido lo que significaba la amistad.

 

ACTIVIDAD.

·         Recortar y pegar todos los animalitos de los habla en la lectura.

 

PROYECTO YO LEO

FECHA: Jueves, 22 de octubre del 2020

Con el acompañamiento de su familia, lea detenidamente la siguiente lectura.

Un conejo en la vía



Daniel se divertía dentro del coche con su hermano menor, Carlos. Iban de paseo con sus padres al Lago Rosado. Allí irían a nadar en sus tibias aguas y elevarían sus nuevas cometas. Sería un paseo inolvidable. De pronto el coche se detuvo con un brusco frenazo. Daniel oyó a su padre exclamar con voz ronca:

– “¡Oh, ¡mi Dios, lo he atropellado!”.

– “¿A quién, a quién?”, le preguntó Daniel.

– “No se preocupen”, respondió su padre. – “No es nada”.

El auto inició su marcha de nuevo y la madre de los chicos encendió la radio, empezó a sonar una canción de moda en los altavoces.

– “Cantemos esta canción”, dijo mirando a los niños en el asiento de atrás.

La mamá comenzó a tararear una canción. Sin embargo, Daniel miró por la ventana trasera y vio tendido sobre la carretera a un conejo.

– “Para el coche papi”, gritó Daniel. “Por favor, detente”.

– “¿Para qué?”, respondió su padre.

– “¡El conejo se ha quedado tendido en la carretera!”.

– “Dejémoslo”, dijo la madre. “Es solo un animal”.

– “No, no, detente. Debemos recogerlo y llevarlo al hospital de animales”. Los dos niños estaban muy preocupados y tristes.

– “Bueno, está bien”, dijo el padre dándose cuenta de su error.

Y dando la vuelta recogieron al conejo herido. Sin embargo, al reiniciar su viaje una patrulla de la policía les detuvo en el camino para alertarles sobre que una gran roca había caído en el camino y que había cerrado el paso.

Entonces decidieron ayudar a los policías a retirar la roca. Gracias a la solidaridad de todos pudieron dejar el camino libre y llegar a tiempo al veterinario, donde curaron la pata al conejo. Los papás de Daniel y Carlos aceptaron a llevarlo a su casa hasta que se curara. Y unas semanas más tarde toda la familia fue a dejar al conejito de nuevo en el bosque. Carlos y Daniel le dijeron adiós con pena, pero sabiendo que sería más feliz estando en libertad.

ACTIVIDAD.

·         Dibujar al animalito que fue atropellado


PROYECTO YO LEO

FECHA: Viernes, 23 de octubre del 2020

Con el acompañamiento de su familia, lea detenidamente la siguiente lectura.

La sepultura del lobo

Hubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de lo mucho que le sobraba. Sin embargo, cuando se hizo viejo, empezó a pensar en su propia vida, sentado en la puerta de su casa. Un burrito que pasaba por allí le preguntó:

–  “¿Podrías prestarme cuatro medidas de trigo, vecino?”. “Te daré ocho, si prometes velar por mi sepulcro en las tres noches siguientes a mi entierro”.

– “Está bien”, dijo el burrito.

A los pocos días el lobo murió y el burrito fue a velar su sepultura. Durante la tercera noche se le unió el pato que no tenía casa. Y juntos estaban cuando, en medio de una espantosa ráfaga de viento, llego el aguilucho y les dijo:

– “Si me dejáis apoderarme del lobo os daré una bolsa de oro”. “Será suficiente si llenas una de mis botas”, le dijo el pato, que era muy astuto.

El aguilucho se marchó para regresar enseguida con un gran saco de oro, que empezó a volcar sobre la bota que el sagaz pato había colocado sobre una fosa. Como no tenía suela y la fosa estaba vacía no acababa de llenarse. El aguilucho decidió ir entonces en busca de todo el oro del mundo. Y cuando intentaba cruzar un precipicio con cien bolsas colgando de su pico, cayó sin remedio.

– “Amigo burrito, ya somos ricos”, dijo el pato.

– “La maldad del aguilucho nos ha beneficiado. Y ahora nosotros y todos los pobres de la ciudad con los que compartiremos el oro nunca más pasaremos necesidades”, dijo el borrico.

Así hicieron y las personas del pueblo se convirtieron en las más ricas del mundo.

 

ACTIVIDAD.

·         Recortar y pegar a todos los animalitos de que se menciona en la lectura.

 

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